El Mundo 12/10/2005
SE CUMPLE UN AÑO DEL DESBORDAMIENTO DEL RÍO GIRONA
Los afectados por la riada de 2007 en la Marina denuncian el bloqueo de las ayudas
Más de un millar de damnificados ignoran si percibirán alguna indemnización
La Plataforma Ciudadana atribuye el retraso de ayudas y obras al cruce de competencias
RAÚL NAVARRO
EL VERGER (ALICANTE).- La predicción meteorológica para el puente de la Hispanidad de 2007 se cumplió de lleno. Los partes anunciaban lluvias intensas tanto en el sur de Valencia y como en el norte de Alicante y se produjeron. Pero nadie pronosticó los desbordamientos del Girona y del barranco del Quisi, ni que los cerca de 2.000 damnificados por sus devastadores efectos en El Verger, Beniarbeig, Els Poblets o Calpe seguirían sin percibir gran parte de las ayudas un año después.
Sin embargo esta es, hoy, la realidad que denuncia la Plataforma Ciutadana Riu Girona: la organización sin ánimo de lucro fundada en febrero de este año para asesorar a los afectados y reclamar medidas preventivas.
"La mayoría de los expedientes siguen sin resolverse en Madrid", explica su portavoz, José Ramón Mahiques, "y al preguntar por ellos en el servicio de información que habilitaron para los afectados nos dicen que muchos siguen en cajas cerradas".
La situación, asegura, deja a muchas familias sin la posibilidad de recuperar los ahorros que invirtieron para reparar sus viviendas o al menos un porcentaje de él, ya que sus seguros privados no llegan a cubrir la inversión.
Recurrieron a tasadores para valorar los daños de sus propiedades para agilizar el proceso, asumieron el gasto de los arreglos y siguen esperando que les comuniquen si volverán a ver ese dinero que sólo llegó en el caso de las ayudas de emergencia: las conferidas para productos de primera necesidad por parte de la Conselleria de Bienestar Social.
El balance oficial de expedientes dado a conocer en diciembre elevaba el dato final hasta las 3.647 peticiones de ayuda. De ellas 1.246 correspondían a explotaciones agrícolas y 1.306 a familias. El resto se repartían entre las presentadas por comercios y ayuntamientos.
El compromiso hecho público entonces fue que el Gobierno central y el Consell asumirían el montante global de las indemnizaciones al 50%. Y, según sostiene la Plataforma, quizá sea esa una de las circunstancias que ha contribuido a ralentizar el proceso "porque ni ellos mismos tienen muy claro quién tiene que asumir las ayudas", señala Mahiques.
"Las competencias se cruzan entre administraciones tanto en el tema de las ayudas como la cuestión de las reparaciones de los desperfectos o la labor de prevención", abunda.
La lista es larga. El puente de Beniarbeig, por ejemplo, fue sufragado por la Diputación Provincial porque la carretera de la que forma parte está bajo su titularidad. Cualquier actuación en el cauce de un río o de un barranco debe autorizarla la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), al margen de que sea la Generalitat quien la financie y ejecute. Y si se trata de su desembocadura y la zona en cuestión forma parte del dominio marítimo-terrestre, la competencia pasa a Costas.
"En parte", prosigue el portavoz de la Plataforma, "de ahí viene que un año después queden por realizar gran parte de las obras anunciadas y que, ahora, cuando suelen registrase los episodios de lluvias torrenciales como los que provocaron la riada, se decidan a abordar obras como la demolición y reconstrucción del puente de L'Almàssera".
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/10/12/valencia/1223806612.html
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Levante
La riada sigue viva un año después
Las obras contra inundaciones prometidas por las administraciones en octubre de 2007 siguen pendientes pese a las denuncias de colectivos y vecinos que temen una nueva catástrofe
M. J. Mascarell/A. Cáceres, El Verger
Hace un año que el agua del río arrasó con todo lo que encontró a su paso y le arrancó la vida a una anciana en El Verger. Hoy se conmemora el primer aniversario de la tragedia, del desbordamiento del Girona y de las inundaciones que asolaron la Marina Alta. Un año después, muchas cosas, la mayoría, siguen igual. Las casas dañadas irremediablemente por el agua en la calle Divina Aurora de El Verger siguen en pie a duras penas y albergan, en sus entrañas, escombros y basura. A unos metros, en otro solar junto al río, los cimientos de las futuras casas para los damnificados de la riada siguen sin insinuarse siquiera.
Levante-EMV ha querido repasar, junto al portavoz de la Plataforma Ciudadana Riu Girona, José Ramón Mahíques, las promesas que las distintas administraciones han cumplido un año después de la catástrofe y aquellas que se han quedado en el tintero.
Sobre el asunto inmobiliario, en El Verger no se ha movido ficha. Las familias que perdieron sus viviendas siguen realojadas y a la espera de que la conselleria cumpla su promesa de construir nuevos inmuebles. La casa que la virulencia del agua destrozó parcialmente junto al Girona en El Verger sigue sin ser reconstruida y, en Els Poblets, existe un descontento generalizado en cuanto a las reformas realizadas por el Instituto Valenciano de la Vivienda (Ivvsa) en las casas de la calle Girona.
Ayudas que no llegan
En cuanto a las ayudas económicas a los damnificados, los propietarios de viviendas que carecían de seguro y que han arreglado sus casas esperando recibir, por parte del ministerio, un porcentaje de lo gastado, "aún desconocen si se les va a abonar alguna cantidad de dinero o no", afirmaron ayer desde la plataforma. En El Verger son muchas las personas de avanzada edad que tienen viviendas antiguas y que jamás habían contado con un seguro de hogar y que, tras los destrozos de la riada, han quedado al amparo de unas ayudas que no acaban de llegar.
Los recursos recaudados a través de asociaciones, actos benéficos y donaciones ya se han cuantificado y los ayuntamientos han anunciado que dividirán el dinero entre el número de expedientes cursados por los afectados. Los comercios que no contaban con maquinaria o propiedades aseguradas tampoco han recibido ayuda económica al no entrar en el concepto de "vivienda".
Infraestructuras
Las infraestructuras y las obras para evitar otra riada como la de octubre de 2007 y que implican a las administraciones autonómica y estatal es uno de los asuntos que más preocupa a la Plataforma del Riu Girona. José Ramón Mahíques, portavoz de la entidad, aseguró ayer que resulta "urgente" medir la capacidad cúbica de desagüe de los puentes existentes en el cauce. Mientras en Beniarbeig, conselleria y diputación apremiaron para reconstruir el puente que fue el emblema de la riada al derrumbarse en directo durante una retransmisión de RTVV, en El Verger el de l'Almàssera sigue pendiente de un proyecto que acumula una década de trámites. Ahora, cerca del aniversario, el alcalde de El Verger, Miguel González del PP, anunció el derribo inminente del puente para evitar cualquier taponamiento en caso de una nueva avenida. Sin embargo, Mahíques recordó ayer que El Verger cuenta con otros dos puentes y existe una necesidad imperioso de remodelarlos todos para aumentar su capacidad, al igual que el de Els Poblets. De hecho, "si se van reconstruyendo los puentes de arriba hacia abajo existe el peligro de que la avenida llegue con mayor fuerza y rapidez a los municipios de la desembocadura como El Poblets". Otras obras pendientes son las de encauzamiento del río a su paso por los cascos urbanos. "Sólo se han levantado dos tramos de muros de hormigón en El Verger y unas escolleras", lamentaron ayer desde la plataforma. Un hecho que supone que "no existe continuidad" en el encauzamiento del río.
Respecto a las actuaciones en el lecho del río, desde el colectivo vecinal se exige que la Confederación ejecute, con rapidez, el anunciado Plan Director. Sin embargo, no estará elaborado hasta 2012. Este documento recogerá las actuaciones que deben llevarse a cabo en el cauce para que esté en óptimas condiciones "como su limpieza o prohibir la extracción de grava". El Plan de Emergencias de la Generalitat es otro de los documentos en proceso de elaboración.
La "Carta del Girona"
La Plataforma Ciudadana del Riu Girona conmemorará el primer aniversario de la riada con la convocatoria de una mesa redonda en la que participarán expertos y en la que se pretende que los ciudadanos conozcan más sobre el fenómeno de las avenidas.
El portavoz del colectivo, José Ramón Mahíques, explicó que el objetivo principal del debate es "conseguir que todas las administraciones implicadas se comprometan a tomar medidas para evitar otra riada". Este compromiso se plasmaría en un documento llamado Carta del Girona. "Lo más importante es que aquello no vuelva a pasar", apuntó Mahíques, quién se mostró esperanzado en que se alcance un compromiso firme con las administraciones y se controle el cauce. Así como que se ejecuten todas las obras aún pendientes para fortalecer a los municipios frente a las avenidas.
Mientras, la zona cero sigue mostrando una imagen desoladora, que recuerda lo que pasó un año atrás y no deja olvidar a los damnificados.
Los afectados recuerdan con angustia como entró el agua en tromba en sus casas
A José Andrés Vidal y Vicenta Tent, propietarios de la papelería Mayovi de El Verger, la inundación del año pasado se les llevó por delante casa, negocio y dos coches. En los primeros momentos pensaron que el nivel del río subiría medio metro, como otras veces, pero el agua entró en tromba en su casa y al bajar del primer piso casi se ahogan. "Nunca en la vida se había dado un caso así", recuerdan con angustia.
En la papelería, que estaba en la esquina, "se juntaron el agua que bajaba y la del puente, que es un ratonera y estaba cegado por un bosque de cañas porque no dejaban cortarlas; desde los tiempos de Franco dicen que van a tirar el puente para hacerlo menos peligroso, pero ahí está".
El Ayuntamiento les ha cedido un local para que tengan casa y puedan seguir con el negocio de papelería, hasta que solucionen definitivamente su problema.
Mª José Mullor, presidenta de la Plataforma Ciutadana Riu Girona, dice que ha pasado un año de la riada que se llevó la vida de una persona y dejó un rastro de desolación, y están más o menos como estaban.
Incide en que poco se ha avanzado, porque se siguen construyendo urbanizaciones no chupan agua, taponando barrancos y acequias y olvidando que el agua busca su curso. También incide en que en el Verger el cauce izquierdo del río va con muro y en el derecho no dejan hacerlo.
Recuerda que la Generalitat va a construir las 8 casas nuevas junto al puente, a unos metros de las que se llevó la crecida, "porque los ingenieros dicen que ése tiene que ser el sitio". Esas casas no se empezarán a construir "hasta que acaben de hacer los muros que tenían que haber tirado hace 10 años, y ahí siguen".
http://www.levante-emv.com/secciones/noticia.jsp?pRef=2008101200_19_505778__riada-sigue-viva-despues
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Las Provincias
Cuando ya no hay barro Un año después de la riada en la Marina Alta las promesas siguen siendo promesas
LUCÍA RONDA| EL VERGER
Mientras recopilabamos estos testimonios la atmósfera volvía a cubrirse de nubes y la predicción metorológica se cumplía con la gota fría y con cantidades de lluvias registradas que alcanzaron los 310 litros en los municipios del interior de la comarca como Vall d'Alcalà. En la Marina Alta la información del tiempo se atiende con celo y quizás son demasiadas las veces que los ojos de los vecinos interrogan al cielo. Sus razones tienen.
Ha pasado un año desde que el río Girona entró con arrogancia en las vidas de decenas de vecinos de la Marina Alta. Un año desde que ocurrió lo que nadie creía posible. Un año desde que se tuvo que reflexionar qué no se había hecho bien para que un río embravecido, sucio de cañas, arramblara con una vida, la de la octogenaria Encarnación Sastre, dejara más de mil damnificados y decenas de casas e infraestructuras. Ha sido un tiempo que ha pasado lento, incómodo. Muchos han tenido que escarpar las circunstancias para no venirse abajo.
Atrás quedaron los días de recibir visitas oficiales. Ministros, consellers, un rosario de políticos que muchos siquera saben si eran del gobierno autonómico o estatal.
Todos llevaban promesas bajo el brazo, tantas ayudas a la vivienda, al trabajo o al bienestar que podría parecer que pronto la riada se quedaría como un mal sueño. Pero, un año después, un simple paseo por las calles más afectadas da una clara idea de que mucho de ese dinero no ha llegado. Casas sin reparar, otras aún llenas de barro o escombros y las de más allá en venta.
En El Verger, epicentro de la catástrofe, la calle Divina Aurora sigue "en obras". José Mengual señala con su bastón el nivel que alcanzó el agua en toda la calle frente a una pintada que reclama "menos fotos y más vergüenza". Unos portales más allá vive Encarnita, hija de la única víctima mortal de la riada. La casa en la que en octubre pasado, hace hoy justamente 365 días, "no quedó ni un vaso para beber" hoy está limpia, renovada.
Encarnita regresó el pasado mes de agosto a esta casa pero su pensamiento nunca se marchó de allí y sigue viviendo la tragedia de aquella tarde. "No me lo puedo quitar de la cabeza. Verla en la silla de ruedas, cómo intenté agarrarla para salvarla y cómo en cuestión de 20 minutos subió tanto el agua y ya no pude. Yo me salvé por los pelos y físicamente no tengo nada pero no he vuelto a estar igual", relata. De hecho, asegura que ante la gota fría seguramente acopiará en el piso de arriba todo lo imprescindible y se irá a dormir a casa de su hermana.
"Lo del año pasado no creo que vuelva a pasar pero no puedo evitar ponerme nerviosa...debe de ser un trauma porque he vivido 44 años aquí y miedo nunca he tenido".
La mujer mira la calle y las vallas que la separan del cauce sustituyendo el muro que reventó el torrente.
"Está igual que lo dejaron al día siguiente de pasar todo". Encarnita no quiere hablar mucho más. "De aquellos días sólo puedo contar que desgracias", aunque a renglón seguido subraya "lo bien que se portó con nosotras todo el mundo" y afirma que el "apoyo moral a veces vale más que el económico".
En este aspecto, admite que al principio "todo fueron buenas palabras" pero en la realidad "después de haber rellenado tantos papeles esperábamos alguna cosa más porque si yo he podido arreglar mi casa es porque la tenía asegurada y se han hecho cargo".
Otros propietarios no han tenido tanta suerte: ni han podido reparar los graves desperfectos que provocó la riada ni siquiera tienen esperanza de volver a pisar sus hogares, declarados en ruina.
Llevan un año "de prestado" en los antiguos pisos de los maestros. 90 metros cuadrados que se quedan más que cortos para la familia numerosa de Salvador Aguilar, su esposa Maite y sus siete hijos.
Salvador afirma que, "aunque nos apañamos a duras penas allí no estamos bien y sólo queremos que nos digan ya si nos van a hacer una casa, como nos prometieron".
Este vecino admite malhumorado que hoy en día cree que "quien menos daño me ha hecho es el río, la tradición duele más". Salvador se ha visto engullido por los acontecimientos. Después de verse obligado a abandonar el hogar que había restaurado con tanta ilusión sin que aparentemente tuviera daño alguno, no ha visto ningún papel que refleje los estudios técnicos que demuestran que su casa está que se cae por culpa de la riada.
Entonces el IVVSA prometió construirles casas nuevas pero hace dos días les trasmitieron un cambio de planes por el que "parece que nos tenemos que conformar con un piso de 80 metros que las promotoras no venden". Salvador no está nada convencido pero la otra opción es recibir dinero que, ni saben cuando les darán ni la cantidad concreta.
En un bajo comercial de la finca de los maestros y atendiendo una papelería cedida provisionalmente está Vicenta Tent. Tampoco puede olvidar el 12 de octubre del 2007. "Es el día que me levanté rica y me fui a dormir en la absoluta miseria" ironiza. Todas sus propiedades inmobiliarias estaban en primera línea de la ribera fluvial: perdió el piso, negocio, dos automóviles y la casa de su hermana.
Antes de la demolición de su vivienda apenas pudo recuperar los títulos universitarios de sus hijas, un par de cabezales de cama y dos mesillas de noche. "Eso es lo que me queda de toda una vida. Ni recuerdos, ni fotos de boda, ahora solo tengo un albúm de la riada", afirma resignada.
Hoy el patio donde se alzó el edificio está vacío y Vicenta vive en la que casa en la que nació su marido. "Imagina, es una casa muy antigua y con los muebles de mis suegros". Vicenta no sabe nada de su casa. "Me avisaron que me lo tomara con paciencia y, de momento, no me han dicho que no la harán".
http://www.lasprovincias.es/valencia/20081012/tema-dia/cuando-barro-20081012.html
domingo, 12 de octubre de 2008
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