La «madre» de todas las inundaciones
El Mediterráneo llegó casi a secarse hace seis millones de años tras cerrar un movimiento tectónico el Estrecho de Gibraltar. Investigadores del CSIC han descubierto ahora que cuando las aguas del Atlántico abrieron un nuevo camino, hace 5,3 millones de años, llenaron en menos de dos años aquel mar «en medio de las tierras» desecado.
Fue la mayor y más brusca inundación que ha conocido jamás la Tierra
RAFEL MONTANER-VALENCIA
Hace unos seis millones de años el Mediterráneo dejó de ser un mar para convertirse en un enorme desierto a 2.000 metros de profundidad. El actual levantamiento tectónico que sufre el Estrecho de Gibraltar, donde confluyen las placas europea y africana,bloqueó la puerta que comunica el mar «en medio de las tierras» con el Atlántico. El nivel de las aguas, debido al déficit hídrico de la cuenca cerrada, cayó entre 1.500 y 2.000 metros en unos 2.000 años, quedando reducido el mar a una serie de lagos salados en el fondo de la cuenca marina. Fue lo que se conoce como la crisis salina del Mesiniense.
Hasta ahora se pensaba que, cuando el Atlántico encontró de nuevo un camino a través del Estrecho hace 5,3 millones de años, el rellenado de aquel mar desecado habría tardado hasta unos 10.000 años. Sin embargo, un grupo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) liderados por el catalán Daniel García-Castellanos han descubierto que las aguas volvieron al «Mare Nostrum» gracias a la mayor y más brusca inundación que ha conocido nunca la Tierra.
García-Castellanos publica en la revista «Nature» que esta gigantesca descarga de agua, iniciada posiblemente por un nuevo movimiento tectónico que volviera a hundir el arco de Gibraltar, llegó a ser 1.000 veces superior al actual río Amazonas y llenó el Mediterráneo a un ritmo de hasta 10 metros diarios de subida del nivel del mar.
Un cañón de 200 kilómetros
García-Castellano explica que la fuerza erosiva de dicha muralla de agua, unido al desnivel de más de 1.500 metros entre el Atlántico y el Mediterráneo desecado, excavó un cañón en el fondo del mar de 500 metros de profundidad, ocho kilómetros de ancho y hasta 200 kilómetros de longitud.
Este investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera de Barcelona cuenta que la inundación que puso fin a la desecación del Mediterráneo «fue extremadamente corta y más que parecerse a una enorme cascada debió consistir en un descenso más o menos gradual desde el Atlántico hasta el centro del Mar de Alborán, una especie de ´megarrápido´ por donde el agua circuló a cientos de kilómetros por hora».
Parte del trabajo de García-Castellanos se basa en los estudios geológicos preliminares para las obras del túnel que debe unir Europa y África. El hallazgo de esta garganta, rellenado ahora por sedimentos poco consolidados, es un grave obstáculo para la viabilidad de este ambicioso proyecto.
Los geólogos y geofísicos en los años 90 pensaron que esta enorme erosión había sido producida por algún río de gran caudal durante la desecación del Mediterráneo, al igual que los gigantescos cañones excavados por el Nilo o el Ródano. Durante este periodo, conocido como crisis salina del Mesiniense, debido a la precipitación masiva de sal en todo el Mediterráneo con acumulaciones de varios kilómetros en las zonas más profundas de la cuenca, los principales ríos que desembocaban en el Mediterráneo excavaron profundas e impresionantes gargantas en los márgenes del fondo marino buscando el nivel de un mar en retroceso.
El Surco de Valencia
«Los ríos desembocaban entonces en lagos salinos situados en las partes más profundas de la cuenca», detalla el investigador. Todos los ríos que existían entonces, añade, «abrieron cañones proporcionales al caudal que tenían».
En el llamado Surco de Valencia, frente al actual litoral valenciano, también se aprecian «incisiones fluviales bastante pronunciadas provenientes del Mesiniense», apunta.
Sin embargo, el estudio del registro geológico del cañón del Estrecho revela que dicha garganta «cruza la divisoria de agua entre la vertiente atlántica y la mediterránea, con lo que su origen no puede estar en un río», matiza el investigador. Su trabajo, que incluye también cálculos basados en modelos de erosión de los ríos de montaña, han demostrado que el cañón del Estrecho no fue producido por un río durante la desecación del Mediterráneo, sino por la madre de todas las inundaciones. http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2009/12/10/madre-inundaciones/659396.html
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Investigación
El llenado del Mediterráneo se hizo en menos de dos años
Investigadores españoles revelan en «Nature» cómo se produjo la mayor inundación de la historia
Autor:R. Romarvar
Fue la madre de todas las inundaciones. El agua fluía desde el Atlántico a una velocidad de más de 300 kilómetros por hora sobre un canal de ocho kilómetros de ancho, 500 metros de profundidad y 200 kilómetros de largo. La descarga de agua sobre lo que hasta entonces era un enorme desierto situado a 1.500 metros de profundidad por debajo del nivel del mar alcanzó un ritmo meteórico que llegó a ser hasta 1.000 veces superior a la que genera el actual río Amazonas. Con tal avalancha, el llenado se aceleraba a una media de 10 metros por día. Ocurrió hace 5,3 millones de años, cuando las aguas del Atlántico encontraron de nuevo el camino hacia el Mediterráneo a través del estrecho de Gibraltar, muy probablemente debido a un hundimiento tectónico de lo que entonces era un istmo que unía a Europa con África. En menos de dos años, toda la cuenca desecada volvió a llenarse de agua para convertirse de nuevo en un mar en lo que ha sido la mayor inundación conocida nunca en la Tierra.
«Es la mayor inundación que conocemos, al menos en la Tierra», constata Daniel García-Castellanos, del Instituto Jaume Almera (CSIC), uno de los responsables de la investigación que hoy publica Nature y que demuestra que el llenado del Mediterráneo se produjo de una forma brusca, mucho más rápido de lo que hasta ahora se creía. De hecho, las estimaciones que se manejaban apuntaban a que el trasvase de las aguas se había llevado a cabo en un período de entre 10 y 10.000 años, cifra que ahora se acorta a entre varios meses y, a lo sumo, dos años. La clave radica en que los investigadores han podido hacer una estimación más exacta de las dimensiones del canal sobre el que se arrastró el agua, mucho más profundo de lo previamente calculado, desde el Atlántico. Parte del estudio que permitió una calibración más ajustada fue posible gracias a los datos facilitados por los ingenieros que trabajaban en el proyecto para la creación de un túnel que una Europa con África y que se encontraron, precisamente, con un problema inesperado: un surco de varios cientos de metros de profundidad rellenado por sedimentos poco consolidados.
En los años noventa, los geólogos y geofísicos pensaron que esa enorme erosión había sido producida por un río de gran caudal durante la desecación del Mediterráneo, pero ahora se ha demostrado que ese surco fue causado por un enorme flujo de agua procedente del Atlántico.
El trabajo podría servir ahora de apoyo para el proyecto de construcción del túnel entre Europa y África. «Nosotros creemos que sí puede servir, aunque esto es algo que ya se verá en el futuro», apunta García.
La investigación abre otras preguntas que deberán de encargarse de responder estudios posteriores y científicos de otras especialidades. Lo que queda por conocer es el efecto que podría tener sobre el clima un cambio tan enorme y abrupto del paisaje terrestre. «El Mediterráneo podría ser un laboratorio natural que nos indique cómo la tierra responde ante un impacto climático tan rápido y a tan gran escala», subraya Daniel García-Castellanos.
http://www.lavozdegalicia.es/sociedad/2009/12/10/0003_8160612.htm
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MundoEcología
El Mediterráneo se llenó con aguas del Atlántico en menos de dos años, según un estudio
Con lo tranquilito que es ahora, cuesta imaginar la que se formó para que naciera. Hablo del Mediterráneo, un mar que surgió a partir de una colosal inundación provocada por las aguas del Océano Altántico. Ocurrió hace la friolera de 5,33 millones de años, cuando aguas atlánticas atravesaron el estrecho de Gibraltar con un caudal más de mil veces superior al que tiene actualmente el Amazonas. Lo nuevo y sorprendente es que bastaron varios meses para originarlo, de acuerdo con un nuevo estudio.
Fue la mayor inundación jamás conocida. El agua entró de forma brutal, con una velocidad superior a los 300 kilómetros por hora y subidas del nivel del mar Mediterráneo de más de diez metros diarios, según las conclusiones del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera, publicadas en la revista Nature. La apocalíptica tromba sólo duró entre varios meses y dos años, muchísimo menos tiempo del apuntado en investigaciones anteriores -basadas en la profundidad del estrecho en aquella época-, que calculaban entre diez años y varios milenios.
¿Pero cómo han llegado a esta nueva conclusión? Cuando los ingenieros que debían hacer el túnel que uniera Europa y África inspeccionaron las profundidades del estrecho de Gibraltar en los años noventa, hallaron en ella varios cientos de metros de sedimentos poco consolidados. Aquello no eran la huella que dejó un río, sino el rastro de la inundación, concluye este estudio. Pues bien, los científicos han estudiado los estratos de sedimentos marinos usando nuevas técnicas, concluyendo un llenado rápido a partir de la biodiversidad encontrada en los sedimentos. En los estratos se observa un primer momento de crisis salina, con gran pobreza de fauna marina, y el inmediatamente posterior, caracterizado por gran número de especies.
Pero, ¿Qué había allí antes de que esto ocurriera? Anteriormente, había un lago salado, cuya superficie era de entre 1.500 metros y 2.700 metros por debajo del nivel actual de los mares. Su existencia se debió a que una crisis salina se extendió entre 50.000 y 400.000 años, aislando al Mediterráneo del océano, y transformando el estrecho de Gibraltar en istmo.
Así, antes de que el océano reclamara aquel lugar como propio, las aguas marinas se evaporaron en su mayor parte, quedando allí este lago salado. El llenado del Mediterráneo se produjo a continuación de forma abrupta, tras el hundimiento del istmo que unía Africa y Europa.
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