«Las ciudades del litoral mediterráneo siguen sin estar preparadas para evitar riadas»
diciembre
21, 2016
El temporal de Levante que ha afectado la Comunidad Valenciana desde el pasado viernes deja tres víctimas mortales, pérdidas por valor de 177 millones de euros en el campo e incontables daños materiales. Uno de los peores temporales en décadas ha dejado registros de más de cuatrocientos litros por metro cuadrado en algunos puntos mientras el grueso de las obras previstas en las cuencas del Segura y el Júcar para prevenir inundaciones siguen pendientes de ejecutar.
El catedrático de Análisis Geográfico y responsable del Instituto de Climatología de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina, analiza para ABC las causas del temporal y sus consecuencias.
¿Hay suficientes medios para evitar las riadas y los destrozos materiales y el peligro para la población?
No, claramente no. Se han hecho algunas obras de infraestructuras (canalización del Segura). Pero las ciudades del litoral mediterráneo siguen sin estar preparadas.
¿Qué obras serían necesarias?
Hay que diseñar obras de defensa o adaptación que tengan en cuenta el caudal máximo histórico que pueda circular por los barrancos, ramblas y ríos de estos territorios. Y aunque se encarezcan las obras, hay que hacerlo así, si queremos evitar la pérdida de vidas humanas y los graves daños económicos que ocasionan estos temporales. Asimismo hay que cumplir la ley del Suelo (2008 y texto refundido de 2015) para evitar la ocupación futura de áreas inundables. Y otro aspecto fundamental, es la necesaria “educación para el riesgo” que debe implantarse en los colegios, especialmente en el litoral mediterráneo que es uno de los territorios de riesgo más elevado de toda Europa (sismicidad, inundaciones, temporales…).
¿Cómo se podía evitar el desbordamiento de ríos como el Segura o el Clariano?
El Segura sólo es peligroso a su paso por Orihuela, porque la canalización que se hizo después de la riada de noviembre de 1987 es insuficiente para trombas de agua como la que ha caído estos días. Habrá que pensar en la construcción de un canal de derivación de aguas de avenida aguas arriba de la ciudad, para evitar que ocurra lo que ha pasado en esta ocasión. Y eso que ha llovido la mitad de lo que cayó en noviembre de 1987. El río Clariano necesita un plan de defensa de avenidas integral. Pero lo peor son los núcleos urbanos por donde pasan ramblas o barrancos que han sido urbanizados y que cuando llueve fuerte vuelven a ser cauces torrenciales. Para estos casos, son necesarias inversiones elevadas para el diseño de colectores de aguas pluviales, tanques pluviales o parques pluviales, que eviten la circulación del agua torrencial por las calles. Un buen ejemplo de obras bien planteadas está en la ciudad de Alicante, que después de la inundación de septiembre de 1997 ha adecuado la ciudad para grandes trombas de agua, que antes eran un problema.
En qué habría que invertir para estar prevenidos de cara a futuros episodios de gota fría?
En cumplir la ley. La ley del Suelo (2008 y texto refundido de 2015) lo dice claramente. Los planes de ordenación urbana deben acompañarse de un mapa de riesgos naturales. Y esto, de momento, lleva un camino muy lento de cumplimiento. Así se evitaría la ocupación de espacios inundables que son los que generan problemas con este tipo de temporales. En los años del “boom inmobiliario” se ha permitido la construcción en muchas zonas inundables y los efectos los tenemos ahora. No es un problema meteorológico. Es un problema territorial.
Noticia Globonoticias24
miércoles, 21 de diciembre de 2016
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